CONTROLAR EL MAL
GENIO
P. El otro día yo pude
ver cómo me encolerizaba cuando hablaba con alguien, pero no pude detener eso.
¿Cómo puedo controlar mi mal genio?
R. Este es un ejemplo de
mecanicidad.
No podrá controlar su
mal genio cuando éste ya empezó a aparecer; entonces es demasiado tarde.
La lucha debe empezar
en su mente; usted debe encontrar su modo de pensar correctamente sobre una
dificultad definida.
Suponga que tiene que
encontrarse con cierto hombre que le irrita.
Su temperamento se
pone de manifiesto; a usted eso no le agrada.
¿Cómo podrá
detenerlo?
Deberá empezar con el
estudio de su pensar.
¿Qué piensa sobre este
hombre? —no lo que piensa cuando está irritado, sino lo que piensa de él en los
momentos de sosiego.
Puede descubrir que,
en su mente, usted DISCUTE con él; le demuestra que está equivocado; le dice
todos sus errores; descubre que, generalmente, él se conduce incorrectamente
para con usted.
Es aquí donde usted
se equivoca.
Debe aprender a
pensar correctamente.
Entonces, si lo hace,
sucederá algo así: aunque la emoción es mucho más veloz que el pensamiento, la
emoción es una cosa temporaria, PERO AL PENSAMIENTO PUEDE HACÉRSELO CONTINUO;
de modo que siempre que salta la emoción, golpea contra este pensamiento continuo
y no puede seguir ni manifestarse.
Por tanto, usted
puede luchar con la expresión de las emociones negativas, como en este ejemplo,
sólo creando un pensamiento correcto continuo.
Es imposible explicar
en pocas palabras qué es el pensamiento correcto; es necesario estudiarlo.
Si recuerda lo que
dije sobre las partes de los centros, usted llegará a eso, porque en la mayoría
de los casos y en la mayoría de las condiciones de la vida corriente, las
personas piensan solamente con la parte mecánica del centro intelectual, que es
el aparato formativo.
Esto no es
suficiente.
Es necesario usar la
parte intelectual del centro intelectual.
La identificación es
la razón principal de por qué no la usamos.
Tratar de recordarse
y tratar de no identificarse es el mejor medio de penetrar en las partes superiores
de los centros.
Pero siempre nos
olvidamos de la identificación y del recuerdo de sí.
Ouspenksy
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