LA IDEA DE
TRABAJO DE LA MECANICIDAD
El Trabajo se
refiere a hombres mecánicamente buenos y a hombres mecánicamente malos.
Un hombre puede
ser mecánicamente bueno o mecánicamente malo, y sin embargo, lo cual es
extraño, el Trabajo nos enseña que ambos son iguales.
¿En qué sentido
son iguales?
Son iguales
según la enseñanza del Trabajo acerca de la mecanicidad y no pueden hacer otra
cosa que comportarse como lo hacen.
Un hombre ve
una cartera que una mujer olvido y la roba; otro hombre devuelve la cartera a
su dueña.
Pero ambos
hacen esto mecánicamente.
Al principio,
cuando estaba con el Dr. Jung, me dijo una cosa muy difícil con un tono de voz
muy dubitativo: "¿No sabe usted que un maquinista que sufre un accidente
sin querer no está en el mismo nivel que el maquinista que tiene
deliberadamente un accidente, conociendo las consecuencias?"
Esta
extraordinaria observación solía volverme a la memoria y no supe lo que
significaba hasta que empecé a comprender la gran enseñanza del Trabajo acerca
de la mecanicidad.
El maquinista
que busca deliberadamente un accidente lo hace conscientemente —esto es, no se
comporta mecánicamente—.
Se lo relate al
Sr. Ouspensky, y me dijo: "Si, tiene la idea, pero ¿calcula acaso las
consecuencias de su acto?"
Ahora bien,
dejemos ese ejemplo difícil y regresemos a la idea de que hay hombres
mecánicamente buenos y mecánicamente malos que, desde el punto de vista del
Trabajo, son iguales, porque son mecánicos, lo cual significa que no pueden
comportarse de modo diferente.
Cuando el
Trabajo se inicio en Inglaterra, y las gentes oyeron decir de qué modo debían
ir en contra de su conducta mecánica, como les dije a menudo, viajaban de pie
en transportes vacios y comían carbón, etc., y a esto lo llamaban ir en contra
de su mecanicidad.
¿Creen ustedes
que comprendían cosa alguna acerca de la auto-observación?
En este Trabajo
tratamos de modificar nuestra reacción mecánica a las cosas mediante la auto-observación,
luchando contra los carriles mecánicos que fueron establecidos en nosotros por
nuestra primera educación.
Claro está, ésta
tremenda enseñanza del Trabajo acerca de la mecanicidad no puede ser entendida,
excepto de un modo pesimista, sin la idea correspondiente que el Hombre es un
organismo auto-desarrollante y tiene en él la posibilidad de establecer
asociaciones por completo nuevas que son muy diferentes de las establecidas en
él por su estrecha educación.
El estudio del
cerebro y sus enormes áreas silenciosas nos abren vastas posibilidades de
formas de reaccionar enteramente nuevas.
Por lo tanto
verán por sí mismos que la idea que el hombre ha nacido con la posibilidad de
la auto-evolución depende del hecho de que en él hay algo no desarrollado, que
es verificado por las investigaciones de los neurólogos que nos dicen que una
enorme parte de nuestro cerebro está desierta y, por consiguiente, lista para
nuevas conexiones, pensamientos y acciones.
Cuando nos
presentan El Trabajo y después de muchos años sentimos que en él hay algo, nos
acercamos a la posibilidad de actuar según las ideas del Trabajo en lugar de
hacer según las ideas que fueron automáticamente implantadas en nosotros, y una
persona que despierta al Trabajo y lo valora empezará a pensar de una nueva
manera —esto es, a sufrir metanoia—.
Ahora bien,
pensar de una manera nueva significa que en nuestros cerebros hay nuevas vías
asociativas.
La mente, que
obra a través del cerebro, es capaz de desarrollo infinito, y su base está en
el hecho que tenemos enormes carriles no usados en los lóbulos frontales.
Si conectamos
los lóbulos frontales con la verdad del esoterismo ya no seríamos más gentes
que dependen de las pocas pequeñas vías asociativas del cerebro.
Por eso el
Trabajo pone tanto énfasis en pensar de una manera nueva, lo cual significa,
hablando neurológicamente, en función del cerebro físico, establecer una serie enteramente
nueva de asociaciones en nuestro trato con nosotros mismos y con la vida.
Ahora bien, una
persona común dice "tonterías" cada vez que sus esmerados modelos
asociativos son trastornados por esta idea.
A muchas
personas les conviene más permanecer dormidas mecánicamente con sus modelos
pequeños, empero El Trabajo dice que, ya se las llame buenas o malas, son,
desde el punto de vista del Trabajo, mecánicas, y no hay diferencia alguna
entre ellas.
No obstante la
diferencia radica en esto: la persona mecánicamente mala no puede ser recibida
en El Trabajo, en especial si es un hombre malvado, o un criminal, pero una
persona mecánicamente buena puede ser recibida en el Trabajo.
Más para la
persona mecánicamente buena el problema reside en cómo convertirla en
conscientemente buena, en lugar de ser automáticamente buena.
Porque tales
personas pueden estar en el Trabajo año tras año y no darse cuenta nunca que su
bondad es mecánica, y éste es un problema muy difícil de solucionar, porque su
misma bondad les impide comprender El Trabajo.
Ahora bien,
¿cuál es el primer paso que ha de dar una persona mecánicamente buena para
cambiar?
Desde luego, la
respuesta es ésta: observarse a si misma.
Como se lo
demostrará la experiencia, las personas mecánicamente buenas no se observan a
si mismas, porque dan por sentada su bondad, y lo que se da por sentado nunca
se observa.
Ouspensky dijo
una vez: "Cuando se vive con personas mecánicamente buenas, se corre el
riesgo de enloquecer.
Se las ve a
todas comportándose con bondad según una bondad mecánica, y se siente que están
dormidas y no saben lo que están haciendo."
Una vez me
preguntó "¿Qué es lo que lo irrita más?"
Empecé a hablar
vagamente y me dijo: "No, usted está equivocado.
Lo que lo
irrita más es la conducta mecánica en los demás."
Cuando uno se
enoja con alguien en el Trabajo se debe por lo general a que siente que dicha
persona está en el Trabajo y se comporta de una manera mecánica, lo cual es
irritante, ya sea buena o mala.
¿Por que es
irritante?
Porque allí no
hay nadie.
Todo sucede
mecánicamente.
Nuestra
emancipación de la mecanicidad empieza con la auto-observación, con un lento
discernimiento del hecho de que cualquier cosa que se haga, por más que se
reaccione, es mecánico.
Aquí tenemos a
un hombre religioso, mecánicamente bueno, que se comporta muy bien y es al
mismo tiempo un gran estorbo.
¿Por qué nos
irrita?
Porque no se da
cuenta que es un estorbo —esto es, mecánico— y no ve que su bondad es mecánica.
Supongamos ahora
que dicha persona a través de la auto-observación se da cuenta que es un
estorbo, que se comporta de tal modo prescindiendo de su verdadera conducta,
de pronto se verá sumergida en un serio conflicto, que es, desde luego, lo que
el trabajo produce en todos.
Tal vez empiece
a ver sus contradicciones.
Tal como dijo
Gurdjeff: "El hombre vive con las mayores contradicciones sin conocerlas,
y la razón por la cual vive aparentemente en paz consigo mismo es porque los
topes que están en él le impiden ver sus contradicciones."
Dijo que si nos
quitaran de pronto nuestros topes enloqueceríamos.
Y un verdadero
acrecentamiento de conciencia nos ayuda a ver nuestra mecanicidad, por eso un
hombre que se regenera empieza por dejar de ser un hombre mecánicamente bueno
porque ve que no es tal persona.
Al cabo de un
tiempo de estar en este Trabajo nuestra bondad mecánica deja de ser simplemente
una pieza de maquinaria que actúa al momento.
En mi caso,
Nicoll es la persona mecánica con quien debo tratar y todos ustedes tienen que
tratar con cualquiera sea el nombre con que se llamen.
Si lo hacen,
comprenderán por qué el Trabajo es tan duro con la bondad mecánica y la maldad
mecánica.
Pero, como
dije, las gentes incapaces de regenerarse deben aferrarse a lo que creen bueno
y en ese caso no saben de qué trata el Trabajo, porque se necesitan años y años
para conocer que éste Trabajo se refiere a uno mismo.
Nunca
comprenderán que la bondad significa actuar de una manera recta, que puede ser
una manera en un momento y otra en el próximo.
Creen que
significa actuar siempre de la misma manera, en lugar de darse cuenta que la
bondad es infinitamente flexible, y es diferente en distintos momentos.
Una rigurosa
vía asociativa establecida en el centro asociativo procura un riguroso sentido
de lo que es bueno y lo que es malo, y es así como juzgamos a los otros
inflexiblemente, sin comprensión ni piedad.
Sin embargo, el
Trabajo nos abre la posibilidad de no llevar más una vida tan rígida y estéril,
porque, al ver en nosotros mismos las cosas por las cuales juzgamos a los
otros, nos da una infinita flexibilidad en nuestras asociaciones, y ello da
origen a la piedad, al perdón y a todo aquello que pertenece verdaderamente a
la Bondad y la Verdad.
Podemos luego
prestar atención a las faltas más graves (aparentemente) en los otros sin decir
"basta", porque conocemos que están en nosotros mismos.
Pero este
desarrollo del esoterismo pertenece al trabajo consciente porque la vida no nos
lo da.
Maurice Nicoll
No hay comentarios:
Publicar un comentario