jueves, 1 de octubre de 2015

SACRIFICAR EL SUFRIMIENTO MECÁNICO

SACRIFICAR EL SUFRIMIENTO MECÁNICO
Por: Maurice Nicoll

IDEA-TRABAJO
Gurdjieff dijo:

1) "Este trabajo es Cristianismo Esotérico".

2) "La gente imagina que tiene algo que sacrificar. Hay una sola cosa que tiene que sacrificar y esta es su sufrimiento".

3) "En este trabajo llegará eventualmente a comprender lo que es el sufrimiento consciente comparándolo con el sufrimiento mecánico".

COMENTARIO

Todos sufren.

La gente alegre nos asegura que nunca sufre.

Son personas siempre llenas de ánimo, sanas, etc.

Empero sufren, a despecho del cansador retrato que se hacen de si mismas.

Todos sufren mecánicamente.

¿Qué es el sufrimiento mecánico?

Es algo por completo diferente del sufrimiento consciente.

Es algo tan intrincado, tan tortuoso, tan aparentemente contradictorio, tan variado, tan sutil, tan históricamente permanente —en suma, un hábito— que somos incapaces de observarlo.

No vemos su acción continua, interior, secreta, petrificante, como el uniforme gotear de agua cargada de calcio que construye los extraños pilares que van del techo al suelo en las profundas cavernas.

El trabajo nos enseña que todos nosotros estamos inevitablemente dominados por el sufrimiento mecánico y que esta es la única cosa que tenemos que ofrecer como sacrificio.

Con el fin de cambiar, hay que sacrificar algo.

Compréndalo claramente y pregúntese —si alguna vez se le ocurre hacerse una pregunta a sí mismo, lo cual significa que tendrá que pensar realmente por sí mismo la respuesta— digo, hágase esta pregunta: "¿Hay la posibilidad de cambiar si no renuncio a algo, si no sacrifico algo?"

Esto significa simplemente que usted no puede cambiar si desea seguir siendo la misma persona.

Cambiar es convertirse en algo diferente.

Si quiero ir a Londres, debo renunciar a estar en Great Amwell House.

Observemos, pues, cuidadosamente, a que debemos renunciar.

El sacrificio que pide el trabajo es el de nuestro sufrimiento habitual, mecanico.

Desde luego, en este punto las gentes suelen justificarse y decir que no padecen de esta clase de sufrimiento, o que lo que sufren es lógico, razonable.

Oh, este auto-justificarse al que todos recurrimos.

Pero es preciso observar cuidadosamente en que punto esta enseñanza, que pertenece al Cuarto Camino, se refiere a lo que hemos de renunciar.

No a nuestros pecados en el sentido ordinario, sino a lo que el Trabajo considera como el más grande pecado, tal vez el mayor —a saber, el identificarse con el "sufrimiento mecánico".

Un hombre, una mujer (enseña el trabajo), han de sacrificar su sufrimiento.

El sufrimiento mecánico no conduce a lugar alguno.

Un hombre, una mujer, no pueden despertar si retienen este espantoso peso, su sufrimiento mecánico, y lo alimentan mediante un continuo proceso de justificación.

En el sentido de trabajo no existe la justicia en este planeta donde todo sucede de la única manera en que puede suceder.

¿Cómo puede haber justicia en un mundo de gentes dormidas —de gentes que todavía no están conscientes — de gentes que están gobernadas por sus emociones negativas y finalmente por el odio?

Ahora bien, cuando usted empieza a ver la mecanicidad en su propia conducta, ¿puede culpar a los otros porque son también así?

¿No fueron gentes mecánicas aquellas a quienes cree causantes de su sufrimiento?

Recuerde que en tal caso lo único que puede hacer es perdonar, lo cual significa en los Evangelios, asombrosamente, "cancelar" la deuda.

Si, pero esto solo es posible de acuerdo con su nivel de ser.

Un bajo nivel de ser no perdona.

Solo ve el propio merito.

De seguro esta es una clave que permite alcanzar un nivel de ser más elevado.

Cuando, por medio de la auto-observación y el trabajo sobre si, ve cada vez más claramente que usted es tan malo como cualquier otra persona, entonces asciende por la escala de ser que termina en el Ser Divino —que todo perdona— cosa que ni siquiera podemos comprender tal como somos al presente con nuestro acopio de emociones negativas.

¿Por que?

Porque todos estamos en la parte más baja de esta escala total de ser, lo cual significa una escasa inclusión en nuestra conciencia de lo que somos en realidad, proyectando a los otros lo que no aceptamos en nosotros mismos, por eso somos tan proclives a sentirnos insultados.

Pero, a medida que la conciencia se acrecienta, incluimos cada vez más lo que está en nosotros mismos, con una creciente falta de engreimiento, hasta que no nos ofendemos más. Ni tampoco entonces, juzgamos.

¿Cómo puedo yo juzgarlo si me doy cuenta que soy peor que usted?

Al presente, claro está, pretendemos no juzgar— cuestión muy diferente, cuestión de estar lleno de virtudes meritorias y tan henchido de falsa personalidad que imita cada virtud sin arte alguno y así es causa de mucho fastidio y aburrimiento para los otros, como una mala pieza de teatro.

! Cuantas malas piezas andan por las calles de Londres, tanto hombres como mujeres!

Creo decir algo similar a una observación que me hizo el señor Ouspensky cuando enseñaba por primera vez.

Llamo la atención sobre el hecho que la mayoría de las gentes con quienes nos encontramos en la calle, en el club, en un té, en una cena, están muertas, y muertas desde hace años.

Ahora bien, el hombre, la mujer, con centro magnético, que tratan de aspirar a algo más que la vida, no mueren tan fácilmente.

Pero la vida sola no tarda en convertirnos en muertos.

Morimos siendo millonarios de vida, trabajando día y noche durante cincuenta años, digamos —si, pero hemos muerto hace muchos años.

Esta es una cuestión sobre la cual todos debemos reflexionar.

El trabajo no nos invita mientras no alcancemos cierto valor de vida llamado el "buen amo de casa".

Esta es la primera educación —la formación de una bien educada personalidad de vida.

Pero hay una segunda educación y siempre la hubo.

Esta es para aquellos que no creen que la vida pueda ser explicada en función de si misma.

Es para los buenos amos de casa, esas personas educadas y responsables, que en realidad no creen en la vida pero cumplen con su deber.

Y los buenos amos de casa que creen además que hay y debe de haber otra cosa y la buscan —es decir, esos buenos amos de casa, cuyo ser está caracterizado por la posesión de un centro magnético— comprenderán de qué modo este trabajo ofrece la segunda educación a los hombres y mujeres que han cumplido las condiciones necesarias para alcanzar el nivel de buen amo de casa.

Encaremos ahora la idea del sufrimiento consciente para distinguirlo del sufrimiento mecánico.

Gurdjieff dijo: "este trabajo es cristianismo esotérico".

Quería decir que este trabajo permanece escondido en el nuevo testamento.

Tomemos un ejemplo.

El trabajo enseña que el sufrimiento mecánico es inútil —no conduce a parte alguna— pero que el sufrimiento consciente conduce al desarrollo interior.

¿Es posible hallar un paralelo en el nuevo testamento?

Diría que en los Evangelios, en el Sermón del Monte, por ejemplo, hallamos una amplia —de hecho, una copiosa verificación.

Pero obtengamos un ejemplo más claro en Pablo.

Ha escrito una carta a su grupo de Corinto por no haber trabajado sobre si.

Explica que el sentimiento de no haber trabajado —esto es, que uno se ha dormido profundamente en la vida y sus enojosas molestias diarias y por lo tanto se ha identificado con los aconteceres que entran del exterior por vía de los sentidos— esto es sufrir de otro modo.

Lo llama "sufrimiento según Dios".

Citaré el pasaje:

"Porque aunque os contriste con la carta, no me pe—, aunque entonces lo lamente; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristo.

Ahora me gozo, no porque no hayáis sido contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.

Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios !que solicitud produjo en vosotros, que defensa, que indignación, que temor, que ardiente efecto, que celo y que vindicación!

En todo es habéis mostrado limpios en el asunto..."
(II Cor. VII. 8-10).

Pues bien, esta terminología un tanto anacrónica oculta el verdadero significado.

Lo que dice Pablo es que sufrir por haberse comportado mecánicamente nos conduce a algo.

Y asimismo dice que el sufrimiento del mundo conduce a la muerte —esto es, al sufrimiento mecánico.

En este breve ejemplo cabe ver lo que quería decir Gurdjieff al expresar que el trabajo es cristianismo esotérico.

Esotérico significa simplemente interior —no obvio.

La gente lee fácilmente el nuevo testamento, pero sin ver su significado.

El trabajo, en cuanto se comienza a comprender lo que nos está diciendo, franquea la mente a las innumerables cosas dichas en el nuevo testamento.

Reflexionen ahora sobre esta observación: "la tristeza del mundo produce muerte".

¿No ven que estas palabras contienen la misma idea que el "sufrimiento mecánico es inútil para el auto-desarrollo y nos induce al sueño —esto es, a la muerte?

Un hombre, una mujer deben sacrificar su sufrimiento mecánico".

¿Que lo reemplaza, pues?

Lo que lo reemplaza es sufrir porque se está sufriendo.

Esto es, es preciso reemplazar el lujo del sufrimiento mecánico por el sufrimiento porque seguimos gustando del sufrimiento mecánico.

En uno de los libros gnósticos —los hechos de Juan— que no fueron incluidos en el nuevo testamento, hay un pasaje que dice lo siguiente.

Se refiere a la danza sagrada que Cristo ejecuta con sus discípulos:

"Si hubieras aprendido a sufrir, tendrías el poder de no sufrir.

Aprende pues a sufrir, y tendrás el poder de no sufrir."

Maurice Nicoll




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