SACRIFICAR EL
SUFRIMIENTO MECÁNICO
Por: Maurice
Nicoll
IDEA-TRABAJO
Gurdjieff dijo:
1) "Este trabajo
es Cristianismo Esotérico".
2) "La
gente imagina que tiene algo que sacrificar. Hay una sola cosa que tiene que
sacrificar y esta es su sufrimiento".
3) "En
este trabajo llegará eventualmente a comprender lo que es el sufrimiento
consciente comparándolo con el sufrimiento mecánico".
COMENTARIO
Todos sufren.
La gente alegre
nos asegura que nunca sufre.
Son personas
siempre llenas de ánimo, sanas, etc.
Empero sufren,
a despecho del cansador retrato que se hacen de si mismas.
Todos sufren mecánicamente.
¿Qué es el
sufrimiento mecánico?
Es algo por
completo diferente del sufrimiento consciente.
Es algo tan
intrincado, tan tortuoso, tan aparentemente contradictorio, tan variado, tan
sutil, tan históricamente permanente —en suma, un hábito— que somos incapaces
de observarlo.
No vemos su
acción continua, interior, secreta, petrificante, como el uniforme gotear de
agua cargada de calcio que construye los extraños pilares que van del techo al
suelo en las profundas cavernas.
El trabajo nos
enseña que todos nosotros estamos inevitablemente dominados por el sufrimiento
mecánico y que esta es la única cosa que tenemos que ofrecer como sacrificio.
Con el fin de
cambiar, hay que sacrificar algo.
Compréndalo
claramente y pregúntese —si alguna vez se le ocurre hacerse una pregunta a sí mismo, lo cual significa que
tendrá que pensar realmente por sí mismo la respuesta— digo, hágase esta
pregunta: "¿Hay la posibilidad de cambiar si no renuncio a algo, si no
sacrifico algo?"
Esto significa
simplemente que usted no puede cambiar si desea seguir siendo la misma persona.
Cambiar es
convertirse en algo diferente.
Si quiero ir a
Londres, debo renunciar a estar en Great Amwell House.
Observemos,
pues, cuidadosamente, a que debemos renunciar.
El sacrificio
que pide el trabajo es el de nuestro sufrimiento habitual, mecanico.
Desde luego, en
este punto las gentes suelen justificarse y decir que no padecen de esta clase
de sufrimiento, o que lo que sufren es lógico, razonable.
Oh, este
auto-justificarse al que todos recurrimos.
Pero es preciso
observar cuidadosamente en que punto esta enseñanza, que pertenece al Cuarto
Camino, se refiere a lo que hemos de renunciar.
No a nuestros
pecados en el sentido ordinario, sino a lo que el Trabajo considera como el más
grande pecado, tal vez el mayor —a saber, el identificarse con el "sufrimiento
mecánico".
Un hombre, una
mujer (enseña el trabajo), han de sacrificar su sufrimiento.
El sufrimiento
mecánico no conduce a lugar alguno.
Un hombre, una
mujer, no pueden despertar si retienen
este espantoso peso, su sufrimiento mecánico, y lo alimentan mediante un
continuo proceso de justificación.
En el sentido de
trabajo no existe la justicia en este planeta donde todo sucede de la única
manera en que puede suceder.
¿Cómo puede
haber justicia en un mundo de gentes dormidas —de gentes que todavía no están
conscientes — de gentes que están gobernadas por sus emociones negativas y
finalmente por el odio?
Ahora bien, cuando
usted empieza a ver la mecanicidad en su propia conducta, ¿puede culpar a los
otros porque son también así?
¿No fueron
gentes mecánicas aquellas a quienes cree causantes de su sufrimiento?
Recuerde que en
tal caso lo único que puede hacer es perdonar,
lo cual significa en los Evangelios, asombrosamente, "cancelar" la deuda.
Si, pero esto
solo es posible de acuerdo con su nivel de ser.
Un bajo nivel
de ser no perdona.
Solo ve el
propio merito.
De seguro esta
es una clave que permite alcanzar un nivel de ser más elevado.
Cuando, por
medio de la auto-observación y el trabajo sobre si, ve cada vez más claramente
que usted es tan malo como cualquier otra persona, entonces asciende por la escala
de ser que termina en el Ser Divino —que todo perdona— cosa que ni siquiera
podemos comprender tal como somos al presente con nuestro acopio de emociones
negativas.
¿Por que?
Porque todos
estamos en la parte más baja de esta escala total de ser, lo cual significa una
escasa inclusión en nuestra conciencia de lo que somos en realidad, proyectando
a los otros lo que no aceptamos en nosotros mismos, por eso somos tan proclives
a sentirnos insultados.
Pero, a medida
que la conciencia se acrecienta, incluimos cada vez más lo que está en nosotros
mismos, con una creciente falta de engreimiento, hasta que no nos ofendemos
más. Ni tampoco entonces, juzgamos.
¿Cómo puedo yo
juzgarlo si me doy cuenta que soy peor que usted?
Al presente,
claro está, pretendemos no
juzgar— cuestión muy diferente, cuestión de estar lleno de virtudes meritorias
y tan henchido de falsa personalidad que imita cada virtud sin arte alguno y
así es causa de mucho fastidio y aburrimiento para los otros, como una mala
pieza de teatro.
! Cuantas malas
piezas andan por las calles de Londres, tanto hombres como mujeres!
Creo decir algo
similar a una observación que me hizo el señor Ouspensky cuando enseñaba por
primera vez.
Llamo la
atención sobre el hecho que la mayoría de las gentes con quienes nos
encontramos en la calle, en el club, en un té, en una cena, están muertas, y
muertas desde hace años.
Ahora bien, el
hombre, la mujer, con centro magnético, que tratan de aspirar a algo más que la
vida, no mueren tan fácilmente.
Pero la vida
sola no tarda en convertirnos en muertos.
Morimos siendo
millonarios de vida, trabajando día y noche durante cincuenta años, digamos
—si, pero hemos muerto hace muchos años.
Esta es una
cuestión sobre la cual todos debemos reflexionar.
El trabajo no
nos invita mientras no alcancemos cierto valor de vida llamado el "buen
amo de casa".
Esta es la primera educación —la formación de
una bien educada personalidad de vida.
Pero hay una
segunda educación y siempre la hubo.
Esta es para
aquellos que no creen que la vida pueda ser explicada en función de si misma.
Es para los
buenos amos de casa, esas personas educadas y responsables, que en realidad no
creen en la vida pero cumplen con su deber.
Y los buenos amos
de casa que creen además que hay y debe de haber otra cosa y la buscan —es
decir, esos buenos amos de casa, cuyo ser está caracterizado por la posesión de
un centro magnético— comprenderán de qué modo este trabajo ofrece la segunda
educación a los hombres y mujeres que han cumplido las condiciones necesarias
para alcanzar el nivel de buen amo de casa.
Encaremos ahora
la idea del sufrimiento consciente para distinguirlo del sufrimiento mecánico.
Gurdjieff dijo:
"este trabajo es cristianismo esotérico".
Quería decir
que este trabajo permanece escondido en el nuevo testamento.
Tomemos un
ejemplo.
El trabajo
enseña que el sufrimiento mecánico es inútil —no conduce a parte alguna— pero
que el sufrimiento consciente conduce al desarrollo interior.
¿Es posible
hallar un paralelo en el nuevo testamento?
Diría que en
los Evangelios, en el Sermón del Monte, por ejemplo, hallamos una amplia —de
hecho, una copiosa verificación.
Pero obtengamos
un ejemplo más claro en Pablo.
Ha escrito una
carta a su grupo de Corinto por no haber trabajado sobre si.
Explica que el
sentimiento de no haber trabajado —esto es, que uno se ha dormido profundamente
en la vida y sus enojosas molestias diarias y por lo tanto se ha identificado
con los aconteceres que entran del exterior por vía de los sentidos— esto es
sufrir de otro modo.
Lo llama
"sufrimiento según Dios".
Citaré el
pasaje:
"Porque
aunque os contriste con la carta, no me pe—, aunque entonces lo lamente; porque
veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristo.
Ahora me gozo,
no porque no hayáis sido contristados para arrepentimiento; porque habéis sido
contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra
parte.
Porque la
tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay
que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.
Porque he aquí,
esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios !que solicitud produjo en
vosotros, que defensa, que indignación, que temor, que ardiente efecto, que
celo y que vindicación!
En todo es
habéis mostrado limpios en el asunto..."
(II Cor. VII. 8-10).
Pues bien, esta
terminología un tanto anacrónica oculta el verdadero significado.
Lo que dice
Pablo es que sufrir por haberse
comportado mecánicamente nos conduce a algo.
Y asimismo dice
que el sufrimiento del mundo conduce a la muerte —esto es, al sufrimiento
mecánico.
En este breve
ejemplo cabe ver lo que quería decir Gurdjieff al expresar que el trabajo es
cristianismo esotérico.
Esotérico
significa simplemente interior —no
obvio.
La gente lee
fácilmente el nuevo testamento, pero sin ver su significado.
El trabajo, en
cuanto se comienza a comprender lo que nos está diciendo, franquea la mente a
las innumerables cosas dichas en el nuevo testamento.
Reflexionen ahora
sobre esta observación: "la tristeza del mundo produce muerte".
¿No ven que
estas palabras contienen la misma idea que el "sufrimiento mecánico es
inútil para el auto-desarrollo y nos induce al sueño —esto es, a la muerte?
Un hombre, una
mujer deben sacrificar su sufrimiento mecánico".
¿Que lo
reemplaza, pues?
Lo que lo
reemplaza es sufrir porque se está
sufriendo.
Esto es, es
preciso reemplazar el lujo del sufrimiento mecánico por el sufrimiento porque
seguimos gustando del sufrimiento mecánico.
En uno de los libros
gnósticos —los hechos de Juan— que no fueron incluidos en el nuevo testamento,
hay un pasaje que dice lo siguiente.
Se refiere a la
danza sagrada que Cristo ejecuta con sus discípulos:
"Si
hubieras aprendido a sufrir, tendrías el poder de no sufrir.
Aprende pues a
sufrir, y tendrás el poder de no sufrir."
Maurice Nicoll
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